domingo, 25 de diciembre de 2011

LA NAVIDAD Y LOS CREYENTES


LA NAVIDAD Y LOS CREYENTES

La gran mayoría del mundo occidental celebra anualmente la fiesta de la Navidad, rodeada  de esplendor y misticismo, lo que podemos caracterizar como una fiesta pagano-religiosa.  El sentido real de esa celebración, se ha ido perdiendo así como el significado primario de estas fiestas, de manera que se han olvidando los orígenes de un nacimiento tan trascendental y hoy como ayer, las actividades paganas han ahogado el verdadero espíritu y significado de la Navidad. (Luc. 2:15-20). Navidad es una palabra que viene del latín nativitatem y que significa natividad o nacimiento,  de la que se hizo un apócope  y se adoptó “Navidad”. 

Fue el obispo Liberio, de Roma, en el año 354 d.C. quien ordenó que el 25 de diciembre se celebrara como el día del nacimiento de Cristo, la Biblia no dice nada sobre la fecha en que Jesús nació, pero este hombre no sólo inventó la fecha, sino que nos obligó a celebrarla.  La realidad es que ese día ya era guardado por la Roma pagana,  el 25 de diciembre correspondía a  la antigua "fiesta del solsticio de invierno", la fiesta de saturno o "Saturnalia" que viene de la tradición babilónica y que recordaba a Mitra, el día del nacimiento del dios sol.

Se decía que Mitra, Baco, Adonis, Orus, Osiris, Júpiter, Hércules y Tamuz, el hijo de Nimrod, habían nacido en la misma época de invierno que hoy se conoce como Navidad.

En Babilonia, esta fiesta dedicada a Saturno se caracterizaba por gran libertinaje y borracheras, muy parecidas a las celebraciones navideñas del siglo presente.  Tenía también dos detalles típicos, primero que se usaban árboles de pino, por doquier, para representar el calor del nuevo nacimiento del dios sol, en forma de fuego, lo que se refería al dios sol Nimrod (tronco seco), que reencarnaba en Tamuz (árbol verde), cuando su madre Semíramis  le alumbraba en esa noche. Nimrod  llegó a ser el primer hombre
poderoso en la tierra (Génesis 10:8).

Debemos resaltar que la Biblia no admite que se dé culto, ni a Dios ni a nadie al pie de árboles. En la ley mosaica esta escrito: “Destruiréis enteramente todos los lugares donde las naciones que vosotros heredasteis sirvieron a sus dioses, sobre los montes altos y sobre los collados, y debajo de todo árbol frondoso...” (Deuteronomio 12:2) “¿Me postraré delante de un tronco de árbol?” (Isaías 44:19).
 El árbol de navidad al que se atribuye un origen germano, ya era símbolo y elemento de culto en la antigüedad.

El hombre no ha podido ocultar la realidad de las profecías. Lo que había sido profetizado por Miqueas, hace ya 28 siglos: “He aquí Dios sale de su lugar, y descenderá y hollará las alturas de la tierra. Y se derretirán los montes debajo de Él, y los valles se hendirán como la cera delante del fuego, como las aguas que corren por un precipicio. Todo esto, por la rebelión y los pecados del hombre...” (Miqueas 1:3-5).
 Y la Palabra fue cumplida hace más de 20 siglos, de modo que el apóstol Juan testifica: “Y aquél Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros y vimos su gloria, gloria como la del Unigénito del Padre, lleno de gracia y verdad” (Juan 1:14).   Juan dio testimonio de Él, y así como había sido escrito, ocurre para la gloria de Dios.
El profeta Isaías, dijo cómo habría de ocurrir: “He aquí que la virgen concebirá  y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel” (Isaías 7:14)... Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro y se llamará su Nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz” (Isaías 9:6). Y esa profecía fue cumplida.. Mateo relata: “Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí una virgen concebirá y dará a luz un hijo y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros” (Mateo 1:22-23). “Y dio a luz a su hijo primogénito y le puso por nombre Jesús” (Mateo 1:25).



Tenemos también la revelación hecha por el ángel del Señor, cuando le anuncia a José las palabras siguientes:

“Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús, porque ÉL SALVARÁ A SU PUEBLO DE SUS PECADOS” (Mateo 1:21).

Ese es el real y verdadero sentido de la Navidad o nacimiento de Jesús; la razón de la venida del Señor hecho carne, en Jesús. 
Jesús vino a morir por ti y por mí para darnos la seguridad de que si creemos en El y en su palabra tendríamos la felicidad y la alegría verdadera. Navidad debería ser felicidad y gozo si es que tienes a Cristo en tu corazón.

ÉL SALVARÁ A SU PUEBLO DE SUS PECADOS Pocos conocen el significado profundo de este advenimiento divino en carne, pero lo celebran. Y así comenzó una costumbre que con el tiempo se hizo ley, se convirtió en tradición: El mundo celebra el Nacimiento del Hijo de Dios. Entendiendo esta verdad, no creo que resulte absurdo pensar que el enemigo de Dios y del hombre, satanás, ha usado esta fecha y esta celebración para distraer al hombre del significado profundo que tiene el Nacimiento de Dios, hecho carne. 


El Evangelio dice 
“Porque ya nació en la ciudad de David,….Se refiere a Belen, como había sido profetizado por el profeta Miqueas. Los magos vinieron del oriente, conocedores de las profecías que escucharon de los judíos dispersos en Babilonia.  Roma adoptó el intercambio de regalos en recuerdo de los dones que los magos presentaron a Jesús.

Sólo que los magos no hicieron esos regalos con motivo del nacimiento, pues para esas fechas José, María y el Niño ya vivían en "su casa", como lo asienta Mateo, el evangelista, en Mateo 2:11 “Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María y postrándose lo adoraron, y abriendo sus tesoros le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra”.

Lc 2: 11 nos dice , …Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David Un Salvador, que es Cristo, el Señor”. Y agrega el Apocalipsis: “Ahora ha venido la salvación, el poder, el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo... ¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor” (Apocalipsis 12:10, 19:1)

 El mundo da una imagen apocalíptica: “Ha caído, ha caído la gran Babilonia y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo y albergue de toda ave inmunda y aborrecible, porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación y los reyes de la tierra han fornicado con ella y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites” (Apocalipsis 18:2-3).


No hay un solo vestigio en la Biblia, de que la iglesia primitiva celebrara la navidad, porque Jesús no ordena celebrar el aniversario de su nacimiento, sino celebrar su muerte con veneración, como lo vemos en los Hechos de los Apóstoles, ellos se reunían a celebrar la cena del Señor, en obediencia al mandato “Haced esto en memoria de MI” (Lucas 22:19)... “Así pues, todas las veces que comiereis este pan y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que Él venga”, así lo dejó escrito el apóstol Pablo en la primera carta a los corintios (1ª Corintios 11:26).

 Y el motivo es  anunciar su muerte y su resurrección, no su nacimiento. El rey Salomón en Eclesiastés afirma: “Mejor es el día de la muerte, que el día del nacimiento” (Eclesiastés 7:1).

 
Lucas 2:8 Habla del ángel que hizo el anuncio a los pastores "que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño", pero bien sabemos que, aún hasta el día de hoy, en Israel los pastores no hacen esto en invierno, sino en otoño, donde todavía encuentran algo de pastos para las ovejas.



La Biblia da suficientes datos para determinar el nacimiento del precursor de Jesús: Juan el bautista, y todos sabemos que Juan nació seis meses antes que el Señor.

 Cuando vemos al sacerdote Zacarías, padre de Juan el Bautista, ministrando en el templo, como sucesor del sacerdocio de Aarón, el Evangelio cuenta: Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de LA CLASE DE ABÍAS...” (Lucas 1:5). 

La Escritura dice que María concibe a Jesús, seis meses después de la concepción de Juan. El  calendario hebreo sugiere que María concibe a Jesús, en el mes de Tebet. “Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo de su vejez, y éste es el sexto mes para ella...” (Lucas 1:36).
Si Jesús es concebido seis meses después que Juan, contando nueve meses de gestación, el calendario nos dice que Jesús nació en el mes hebreo de Tisri o Etanim, o sea al final de septiembre o primera quincena de octubre. O sea que el Señor no nació en invierno, sino en otoño.



Actualmente la tradición supera a la Verdad revelada por Dios en su Palabra, Jehová comentó: Este pueblo de labios me honra, más su corazón está lejos de MÍ, pues en vano me honran enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres” (Mateo 15:8-9).



 Un cristiano de este tiempo no puede abominar o rechazar la Navidad, bajo pretexto de ser herencia pagana, porque no se puede tapar el sol con un dedo, ni puede, como el avestruz, ocultar la cabeza de la realidad que se vive. Lo que sí puede hacer el cristiano, es aprovechar la ocasión de la celebración mundana, para llevar al incrédulo o al religioso neófito al verdadero significado y al entendimiento de la Navidad.  Muchas iglesias cierran sus puertas y actividades semanales para darle descanso y vacaciones a sus miembros en estos días. ¡ Que tan gran oportunidad se están perdiendo los cristianos de expresar y exaltar el mensaje del nacimiento de Cristo hoy !

El cristiano no abomina la Navidad, abomina las expresiones mundanas.  Hace falta al cristiano que se precia de conocer la Palabra de Dios y de obedecerla, celebrar una Navidad que guíe al incrédulo a entender su más íntimo significado. Lo que un cristiano celebra con la Navidad es LA SALVACIÓN por Jesucristo en cada momento del año, porque un cristiano, es parte de "su pueblo" y "ya somos salvos de pecados”

 Aprovechemos los cristianos estos días para anunciar, sin condenar a nadie, una Navidad o nacimiento, pero no el de Jesús, sino el nacimiento espiritual de cada creyente. Anunciemos la "Navidad del creyente".

La familia se reúne con algunos propósitos, el cristiano debe aprovechar la reunión familiar y de los vecinos y amigos para anunciar el nacimiento de Aquel que ahora tiene 33 años, que es adulto y que murió en la cruz por nosotros (y es el único que intercede por el hombre). Que este diciembre podamos decir a muchos "Feliz nacimiento espiritual" (Feliz Navidad), porque Jesús está vivo y pendiente del arrepentimiento de muchas personas, para salvarles de sus pecados...



Con el mes de diciembre, llega una época en que al ser humano se le despierta una especie de ternura reprimida.  El hombre fue creado para amar, busca el escape hacia la demostración afectuosa. En esta época se hace a un lado el trabajo y el egoísmo y se hace una pausa,  en el afán cotidiano, para dar amor al prójimo, abrazarle y desearle algo bueno, enviarle felicitaciones, hacer regalos y olvidar diferencias. 

Es un momento para predicar, aprovechar la blandura de los corazones, la humedad de esa tierra, que la hace fértil para que germine la Palabra que se ha sembrado. Y celebremos cristianamente y en comunión con los santos, porque, como ha dicho nuestro pastor ¡Claro que tenemos razones para celebrar!  (Lucas 2:10-11)  10 Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: 11 que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.  Amén



Catalina González Pons
Diciembre 2011

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