LA NAVIDAD Y LOS CREYENTES
La gran mayoría del mundo occidental celebra anualmente la fiesta de
la Navidad, rodeada de esplendor y
misticismo, lo que podemos caracterizar como una fiesta pagano-religiosa.
El sentido real de esa celebración, se ha ido perdiendo así como el significado
primario de estas fiestas, de manera que se han olvidando los orígenes de un
nacimiento tan trascendental y hoy como
ayer, las actividades paganas han ahogado el verdadero espíritu y significado
de la Navidad. (Luc. 2:15-20). Navidad es una palabra que viene del latín nativitatem
y que significa natividad o nacimiento,
de la que se hizo un apócope y se
adoptó “Navidad”.
Fue el obispo Liberio, de Roma, en el año 354 d.C. quien ordenó que el
25 de diciembre se celebrara como el día del nacimiento de Cristo, la Biblia no
dice nada sobre la fecha en que Jesús nació, pero este hombre no sólo inventó
la fecha, sino que nos obligó a celebrarla. La realidad es que ese día ya
era guardado por la Roma pagana, el 25
de diciembre correspondía a la antigua
"fiesta del solsticio de invierno", la fiesta de saturno o
"Saturnalia" que viene de la tradición babilónica y que recordaba a
Mitra, el día del nacimiento del dios sol.
Se decía que Mitra, Baco, Adonis,
Orus, Osiris, Júpiter, Hércules y Tamuz, el hijo de Nimrod, habían nacido en la
misma época de invierno que hoy se conoce como Navidad.
En Babilonia, esta fiesta dedicada a Saturno se caracterizaba por gran
libertinaje y borracheras, muy parecidas a las celebraciones navideñas del
siglo presente. Tenía también dos detalles típicos, primero que se usaban
árboles de pino, por doquier, para representar el calor del nuevo nacimiento
del dios sol, en forma de fuego, lo que se refería al dios sol Nimrod (tronco
seco), que reencarnaba en Tamuz (árbol verde), cuando su madre Semíramis le alumbraba en esa noche. Nimrod llegó
a ser el primer hombre
poderoso en la tierra (Génesis 10:8).
Debemos resaltar que la Biblia no admite que se dé culto, ni a Dios ni
a nadie al pie de árboles. En la ley mosaica esta escrito: “Destruiréis enteramente todos los lugares
donde las naciones que vosotros heredasteis sirvieron a sus dioses, sobre los
montes altos y sobre los collados, y debajo de todo árbol frondoso...” (Deuteronomio 12:2). “¿Me postraré delante de un tronco de
árbol?” (Isaías 44:19).
El árbol de navidad al que se
atribuye un origen germano, ya era símbolo y elemento de culto en la
antigüedad.
El hombre no ha podido ocultar la realidad de las profecías. Lo que había
sido profetizado por Miqueas, hace ya 28 siglos: “He aquí Dios sale de su lugar, y descenderá y hollará las alturas de
la tierra. Y se derretirán los montes debajo de Él, y los valles se hendirán
como la cera delante del fuego, como las aguas que corren por un precipicio.
Todo esto, por la rebelión y los pecados del hombre...” (Miqueas 1:3-5).
Y
la Palabra fue cumplida hace más de 20 siglos, de modo que el apóstol
Juan testifica: “Y aquél Verbo fue hecho
carne y habitó entre nosotros y vimos su gloria, gloria como la del Unigénito
del Padre, lleno de gracia y verdad” (Juan
1:14). Juan dio testimonio
de Él, y así como había sido escrito, ocurre para la gloria de Dios.
El profeta Isaías, dijo cómo habría de ocurrir: “He aquí que la virgen concebirá y
dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel” (Isaías 7:14)... “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es
dado, y el principado sobre su hombro y se llamará su Nombre Admirable,
Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz” (Isaías 9:6). Y esa profecía fue cumplida.. Mateo
relata: “Todo esto aconteció para que se
cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí una
virgen concebirá y dará a luz un hijo y llamarás su nombre Emanuel, que
traducido es: Dios con nosotros” (Mateo
1:22-23). “Y dio a luz a su hijo primogénito y le puso por nombre
Jesús” (Mateo 1:25).
Tenemos también la revelación hecha por el ángel del Señor, cuando le
anuncia a José las palabras siguientes:
“Y
dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús, porque ÉL SALVARÁ A SU PUEBLO
DE SUS PECADOS” (Mateo 1:21).
Ese es el real y verdadero sentido de
la Navidad o nacimiento de Jesús; la razón de la venida del Señor hecho
carne, en Jesús.
Jesús vino a morir por ti y por mí para darnos la seguridad de que si
creemos en El y en su palabra tendríamos la felicidad y la alegría verdadera.
Navidad debería ser felicidad y gozo si es que tienes a Cristo en tu corazón.
ÉL SALVARÁ A SU PUEBLO
DE SUS PECADOS Pocos conocen el significado profundo de
este advenimiento divino en carne, pero lo celebran. Y así comenzó una
costumbre que con el tiempo se hizo ley, se convirtió en tradición: El
mundo celebra el Nacimiento del Hijo de Dios. Entendiendo esta verdad, no creo
que resulte absurdo pensar que el enemigo de Dios y del hombre, satanás, ha
usado esta fecha y esta celebración para distraer al hombre del significado
profundo que tiene el Nacimiento de Dios, hecho carne.
El Evangelio dice
“Porque ya
nació en la ciudad de David,….Se refiere a Belen, como había sido
profetizado por el profeta Miqueas. Los magos vinieron del oriente,
conocedores de las profecías que escucharon de los judíos dispersos en
Babilonia. Roma
adoptó el intercambio de regalos en recuerdo de los dones que los magos
presentaron a Jesús.
Sólo que los magos no hicieron esos regalos con motivo
del nacimiento, pues para esas fechas José, María y el Niño ya vivían en
"su casa", como lo asienta Mateo, el evangelista, en Mateo
2:11 “Y al entrar en la
casa, vieron al niño con su madre María y postrándose lo adoraron, y abriendo
sus tesoros le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra”.
Lc 2: 11 nos dice , …Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David Un Salvador,
que es Cristo, el Señor”. Y agrega el
Apocalipsis: “Ahora ha venido la salvación,
el poder, el reino de nuestro Dios y la autoridad de su
Cristo... ¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del
Señor” (Apocalipsis 12:10, 19:1)
El mundo da una imagen apocalíptica: “Ha caído, ha caído la gran Babilonia y se ha hecho habitación de
demonios y guarida de todo espíritu inmundo y albergue de toda ave inmunda y
aborrecible, porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su
fornicación y los reyes de la tierra han fornicado con ella y los mercaderes de
la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites” (Apocalipsis 18:2-3).
No hay un solo vestigio en la Biblia, de que la iglesia primitiva
celebrara la navidad, porque Jesús no ordena celebrar el aniversario de su
nacimiento, sino celebrar su muerte con
veneración, como lo vemos en los Hechos de los Apóstoles, ellos se reunían a
celebrar la cena del Señor, en obediencia al mandato
“Haced esto en memoria de
MI” (Lucas 22:19)... “Así pues,
todas las veces que comiereis este pan y bebiereis esta copa, la muerte del
Señor anunciáis hasta que Él venga”, así lo
dejó escrito el apóstol Pablo en la primera carta a los corintios (1ª Corintios 11:26).
Y el motivo
es anunciar su muerte y su resurrección, no su nacimiento. El rey Salomón
en Eclesiastés afirma: “Mejor es el día de la muerte, que el día del
nacimiento” (Eclesiastés 7:1).
Lucas 2:8 Habla del ángel que
hizo el anuncio a los pastores "que
velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño", pero
bien sabemos que, aún hasta el día de hoy, en Israel los pastores no hacen esto
en invierno, sino en otoño, donde todavía encuentran algo de pastos para las
ovejas.
La Biblia da suficientes datos para determinar el nacimiento del
precursor de Jesús: Juan el bautista, y todos sabemos que Juan nació seis
meses antes que el Señor.
Cuando vemos al sacerdote Zacarías, padre de Juan el Bautista, ministrando
en el templo, como sucesor del sacerdocio de Aarón, el Evangelio cuenta: “Hubo
en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de LA
CLASE DE ABÍAS...” (Lucas 1:5).
La Escritura dice que María concibe a Jesús, seis meses después de la
concepción de Juan. El calendario hebreo
sugiere que María concibe a Jesús, en el mes de Tebet. “Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también
ha concebido hijo de su vejez, y éste es el sexto mes para ella...” (Lucas 1:36).
Si Jesús es concebido seis meses después que Juan, contando nueve
meses de gestación, el calendario nos dice que Jesús nació en el mes hebreo de
Tisri o Etanim, o sea al final de septiembre o primera quincena de
octubre. O sea que el Señor no nació en invierno, sino en otoño.
Actualmente la tradición supera a la Verdad revelada por Dios en su
Palabra, Jehová comentó: “Este pueblo de labios me honra, más su
corazón está lejos de MÍ, pues en vano me honran enseñando como doctrinas,
mandamientos de hombres” (Mateo
15:8-9).
Un cristiano de este tiempo no
puede abominar o rechazar la Navidad, bajo pretexto de ser herencia pagana,
porque no se puede tapar el sol con un dedo, ni puede, como el avestruz,
ocultar la cabeza de la realidad que se vive. Lo que sí puede hacer el
cristiano, es aprovechar la ocasión de la celebración mundana, para llevar al
incrédulo o al religioso neófito al verdadero significado y al entendimiento de
la Navidad. Muchas iglesias cierran sus puertas y actividades semanales para darle
descanso y vacaciones a sus miembros en estos días. ¡ Que tan gran oportunidad
se están perdiendo los cristianos de expresar y exaltar el mensaje del
nacimiento de Cristo hoy !
El cristiano no abomina la Navidad, abomina las expresiones mundanas. Hace falta al cristiano que se precia de
conocer la Palabra de Dios y de obedecerla, celebrar una Navidad que guíe al
incrédulo a entender su más íntimo significado. Lo que un cristiano
celebra con la Navidad es LA SALVACIÓN por Jesucristo en cada momento del
año, porque un cristiano, es parte de "su pueblo" y "ya
somos salvos de pecados”
Aprovechemos los
cristianos estos días para anunciar, sin condenar a nadie, una Navidad o
nacimiento, pero no el de Jesús, sino el nacimiento espiritual de cada creyente. Anunciemos
la "Navidad del creyente".
La familia se reúne con algunos
propósitos, el cristiano debe aprovechar la reunión familiar y de los
vecinos y amigos para anunciar el nacimiento de Aquel que ahora tiene 33 años,
que es adulto y que murió en la cruz por nosotros (y es el único que intercede
por el hombre). Que este diciembre podamos decir a muchos "Feliz
nacimiento espiritual" (Feliz Navidad), porque Jesús está vivo y pendiente
del arrepentimiento de muchas personas, para salvarles de sus pecados...
Con el mes de diciembre, llega una época en que al ser humano se le
despierta una especie de ternura reprimida. El hombre fue creado para
amar, busca el escape hacia la demostración afectuosa. En esta época se
hace a un lado el trabajo y el egoísmo y se hace una pausa, en el afán cotidiano, para dar amor al prójimo,
abrazarle y desearle algo bueno, enviarle felicitaciones, hacer regalos y
olvidar diferencias.
Es un momento para predicar, aprovechar la blandura
de los corazones, la humedad de esa tierra, que la hace fértil para que germine
la Palabra que se ha sembrado. Y celebremos cristianamente y en comunión con
los santos, porque, como ha dicho nuestro pastor ¡Claro que tenemos razones
para celebrar! (Lucas 2:10-11) 10 Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas
de gran gozo, que será para todo el pueblo: 11 que os ha
nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Amén
Catalina González Pons
Diciembre 2011
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